viernes, 6 de diciembre de 2013

Carta desesperada

Una vez me dijiste "puedes compartir mi dolor, pero sólo yo puedo sentirlo"...no sabes payaso que no sólo lo compartí, sino lo sentí también... Sentí tu dolor y lo hice propio.
No imaginas cómo late el músculo corazón cada vez que me acerco a tu boca, pero tu lengua ya no es lo suficientemente húmeda para hacer vibrar cada fibra de mi cuerpo. Te veo feliz y no te imaginas cuan deseosa de ser yo quien te entregue esa felicidad, que no engañes...es tan mentira como que los días se inundan de ácido cítrico y ventoleras de azúcar rubia bañan las costas del verde azulado mar... Cómo puedo bañar el mar??


xxii-x-xi sólo un antiguo que se rescató, no quisiera vulnerar.

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